La obra de Gerardo García encarna el renovado interés que el arte actual viene experimentando por los contenidos manifiestos en el mito y la religión: partiendo de una técnica fundamentalmente pictórica (aunque no ortodoxa, pues recurre a la intervención de imágenes de procedencia industrial) García expresa en su trabajo plástico el problema de la trivializaciòn al que se ha visto reducida la imagen religiosa, vaciada, por efecto de su desmesurada reproducción serial, de su contenido significante original. La suya constituye una transgresión contenida, como las desarrolladas por Warhol sobre Marilyn Monroe o la Mona Lisa, del icono y de su consumo popular. Pero Gerardo García extrema la sutil ironía al partir de la intervención pictórica de imágenes enraizadas profundamente con el culto, fetiches devocionarios de los que el artista se apropia transformándolos, con tanta sutileza y lucido dominio de la técnica que como en el caso del “trompe l’oeil”, nos pone en el lugar de dudar donde termina la imagen referencial ( la estampa de procedencia industrial) y donde comienza la intervención pictórica. Gerardo García recurre a la apropiación de algunos elementos definitorios de arte barroco, particularmente del colonial, desarrollando una relectura del icono, del signo y de la imagen religiosa, que, en sus ensamblajes transformables, tras una aparente inofensividad retórica y convencionalidad moral, ocultan –como ocultan sus puertas articuladas a imágenes signos reiterados obsesivamente- una sutil critica a las regulaciones éticas e ideológicas que rodean la interpretación del símbolo religioso: tal proceso resemantizador del icono, lejos de resolverse de un modo abrupto acontece de un modo velado, suspendido, casi imperceptible, lo que fascina al observador al hacerle experimentar una sensación ambivalente que estimula ora su reverencia, ora su desconcierto ……ha desarrollado una reflexión estética personal alrededor del icono religioso y de su impacto visual y conceptual: en las creaciones de este artista, la imagen religiosa sufre un proceso de desvanecimiento de su simbología y de su apariencia visual originales, hasta verse transformada (…) en solo un elemento modular a partir del cual es construida la obra. Adolfo Wilson. |